18 de agosto de 2016

15 días de verano en Grecia: Peloponeso e islas cícladas


El viaje lo podríamos dividir (con enlaces para resumen de cada) en: 
De manera detallada:
  • 2 noches en Nafplio. Llegada por la tarde al aeropuerto. Día entero para ver las ruinas de Micenas y Epidauro junto con Nafplió.
  • 1 noche en Monemvassia. Salida temprano, playa al llegar y tarde - noche en la ciudad fortaleza.
  • 1 noche en Areopolis. De camino, ruta por la península de Mani, con paradas en Skoutari, Kotronas, Gerolimenas y Vathia.
  • 1 noche en Olympia. De camino por la costa hacia Kalamata, parada en Kardamili. De camino al norte, parada en las playas de Tholo. Ruinas.
  • 1 noche en Galaxidi. Hacia el norte cruzar el puente de Patras y parada en Nafpaktos (Lepanto). Día en Galaxidi.
  • 3 noches en Santorini. Mañana en Galaxidi, mediodía en Delfos y entrega de coche en aeropuerto para viajar a última hora. 2 días en Santorini, playas y excursión de la caldera.
  • 4 noches en Amorgos. Playas y relax.
  • 1 noche en Santorini. Llegada por la noche para coger un vuelo a primera hora del día siguiente.
  • 1 noche en Atenas. Día y medio para recorrer la Acrópolis y parques y barrios circundantes.

Vathia, península de Mani, Peloponeso.
Playa de Amorgos, islas cícladas.

Restaurante junto al mar, Grecia.




Sensaciones generales


Muy buenas, viaje muy agradecido. Playas fantásticas con muy poca gente a primeros de agosto, comida muy rica, gente muy hospitalaria y precios muy razonables. Nos quedamos con pena de haberle dedicado más días al Peloponeso (a Monemvassia, Mani y ver Pilos), y particularmente iría a otra isla antes que a Santorini, en donde los precios se disparan, hay mucho pirata y no parece muy diferente de otras islas cícladas, que a buen seguro serán también muy bonitas. Por supuesto, aún quedaría Rodas, Creta, las jónicas (y otras muchas islas chulas), Pelión, el norte,… ¡volveremos seguro!

Precios: Sumando alojamiento, alquileres, gasolina (cara), entradas y comidas y extras (todo salvo los aviones), nos ha salido por algo menos de 100€ persona/día. Comer fuera en las tavernas, sale por poco más de 30€ con vino de la casa. Las entradas a todas las ruinas, 12€ (salvo la acrópolis, 20€).

Seguridad/carreteras: totalmente seguro. Las carreteras están en general muy bien, similares a España y mejores en el caso de las autopistas. La conducción es algo más agresiva, pero solo resulta algo caótica en las poblaciones (todos los carteles están en alfabeto occidental).

Clima: Calor, sin ser extremo. En Peloponeso, unos 35/22 y en las islas 30/20. En Amorgos suele hacer viento.

Horarios: Probablemente sea el único país que siga unos horarios como los españoles. Comen hacia las 15h y cenan hacia las 21:30-22h. Aunque realmente no cierran las cocinas casi nunca.

Santorini y Amorgos, 7 días por las cícladas

Fuimos a Santorini porque era un destino con numerosos vuelos, y alguno de ellos barato. Y porque todos nos dijeron que “había que ir”, que “merecía la pena”. En mi opinión, si bien Oia es una población muy bonita, es un destino de pirateo de la que se podría prescindir en pro de otras islas menos viciadas.
En nuestro caso, tras abusar de nosotros en el taxi del aeropuerto y en la lavandería, alquilamos un quad y fuimos el primer día a visitar las playas roja-negra-blanca a una punta y al día siguiente a realizar la excursión de la Caldera. Las playas son bonitas, pero están atestadas de gente; la ruta de la caldera (al volcán) es curiosa pero tampoco es imprescindible. Lo que realmente merece la pena es Oia, una población que se desparrama por las laderas de la punta norte de la isla, y que se recorre por estrechas calles empinadas. Allí fuimos las dos noches que teníamos tiempo; es cara pero muy bonita, y tiene un bonito atardecer cayendo el sol frente a parte de la población, si bien resulta absurda la situación de aglomeración que se forma, máxime cuando lo bonita es la estampa de la ciudad y no la caída del sol en el horizonte, igual a la de otros muchos puntos de esa o de otras islas.

Santorini, Red Beach. Grecia.
Santorini, Oia. Grecia.
Santorini, Oia. Grecia.
Al día siguiente nos dirijimos a Amorgos, la otra isla escogida por la sugerencia de unos amigos que la visitaron años atrás. Cogimos a mediodía el ferry de Seajet que habíamos cogido por internet (Seajets, 99€ persona ida y vuelta. 1h). Fuimos con algo de retraso (igual que a la vuelta, parece que es común), pero llegamos rápido según lo previsto.

La elección fue un acierto porque Amorgos nos aportó el relax, la tranquilidad y el encanto que buscábamos. Turismo griego fundamentalmente, algo de francés fruto de la película “Le Grand Bleu” que se rodó en la isla, y cuatro gatos más en una isla alargada de unos 70km de longitud por 10 de anchura, con bastante montaña y ventosa. Alberga dos núcleos de población principales, en el centro y en el norte, con 1.500 habitantes estables que se duplican en verano sin que llegue a resultar agobiante. Tiene numerosas calas e islotes cercanos preciosos, un monasterio muy singular excavado en un acantilado, rutas senderistas y pequeños pueblos bonitos, destacando su capital del centro, Chora (pronúnciese Jora), que es una maravilla con toda la belleza del típico pueblo de las cícladas, callejuelas enrevesadas, iglesias, plazas e incluso molinos de viento incluidos dominando la colina circundante. Teníamos alquilado apartahotel por internet, y alquilamos moto a la llegada. Aconsejados por el dueño de la pensión (prestan mapas muy completos), fuimos a norte, sur y centro, destacando las playas del sur, la zona del monasterio de Hozoviotissa y la zona frente a la isla de Panagia. También Aegiali es bonito, pero más concurrido; al igual que Katapola. Los días que pasamos allí fuimos siempre a cenar a Chora, que cuenta con varios restaurantes muy agradables (Tranzistovaki y Tsagaradiko por ejemplo) y en donde hay mucho ambiente a diario (conciertos en directo en el Jazzmine), y coincidimos con las fiestas del pueblo que celebraban el 6 de agosto (el 26 de julio deben ser similares en Katapola).

Unos días formidables que nos dejaron con ganas de explorar más islas griegas que seguro que visitaremos en algún otro viaje. 

Amorgos, calles de Chora. Grecia.

Amorgos en moto, Chora. Grecia.

Efharisto poli Amorgos!

Road Trip por El Peloponeso y Atenas, 8 días



Totalmente recomendable para saborear Grecia desde más ángulos que los de sus famosas islas. El Peloponeso ofrece las ruinas de sus épicas civilizaciones, pero también numerosos ejemplos de ciudades bizantinas, extensos paisajes evocadores de montaña, campo y playas, así como calas fabulosas y pueblos con encanto que para mayor fortuna tienen un turismo muy contenido que conserva las raíces del entorno. En Atenas y Delfos, así como en Nafplió en menor medida, mucho turista extranjero; en el resto, apenas, un 90% de turista local y algunos italianos y franceses.

Road Trip 2016 por el Peloponeso, Grecia

Tras aterrizar por la tarde y coger el coche acordado en Caldera (la low coste de Europcar), enfilamos por una cómoda autopista hasta Nafplio cruzando el canal de Corinto (parada para foto, es una bonita obra de ingeniería). La ciudad llegó a ser capital helena y quizá por ello me la esperaba más grande; sin embargo, es de tamaño más bien pequeño y aglutina numerosos hoteles en torno al casco histórico que se extiende frente al puerto y a los pies de la colina sobre la que se encuentra un antiguo fuerte veneciano. Punto habitual de alojamiento para quienes visitamos las ruinas de Micenas y Epidauro (y Argos y otras tantas que no vimos), sí que tiene trajín de turistas, y bastante infraestructura para ellos. Con todo, es bonita y conserva calles con edificios señoriales y calles floridas que le aportan encanto; su paseo junto al mar bordeando la colina es muy bonito también. Con respecto a las ruinas, el teatro de Epidauro es espectacular (lo vimos a las 8h para evitar afluencia masiva y el calor) y el resto del recinto, así como Micenas, son excavaciones con poco en pie. En el caso de la segunda, la puerta de los leones y el denominado tesoro de Agamenón algo contienen con sus murallas ciclopeas, pero uno tiene que echarle imaginación para reconstruir con pocos restos aquellas civilizaciones de tiempos de la batalla de Troya.

Nafplio, Peloponeso, Grecia

El tercer día, salimos temprano hasta Monemvasia, en Laconia, a donde llegamos a mediodía. Como el día era caluroso y el hotel (Filomenas) se encontraba frente a la península, aprovechamos para darnos un primer baño en el Egeo en aguas limpísimas (playa de piedra) y para comer en la misma playa frente al mar. Por la tarde, a media tarde fuimos andando (15 minutos) hasta la fortaleza de origen bizantino que tanto me había impresionado por imágenes. Es impresionante y preciosa, con innumerables callejones y recovecos, plazas y perspectivas varias desde donde admirar sus muros, propios de una ciudad de Juego de Tronos. Bajamos a pie de mar (podías bañarte a los pies de la muralla) y subimos hasta lo más alto del peñón, en donde se encuentra una iglesia y los restos de una ciudad antigua. La perspectiva es alucinante, si bien es cierto que el lado de la población se orienta al Este y por lo tanto el atardecer no se aprecia especialmente. Tiene una calle principal de donde salen varios restaurantes y comercios y comimos muy bien en uno de ellos. Tras ello, última vuelta y regreso al hotel cruzando el puente.

Monemvassia, Peloponeso. Grecia.

Monemvassia, Peloponeso. Grecia.

Monemvassia, Peloponeso. Grecia.

Monemvassia, Peloponeso. Grecia.

Nos quedamos con ganas de recorrer la península que tiene muchos atractivos, pero al día siguiente salimos temprano en ruta para recorrer la península de Mani. De camino paramos para darnos un baño en Skoutari, minúscula población frente a una bahía preciosa con aguas cristalinas, y en Kotronas, en donde nos tomamos frente al mar un Fredo Cappuccino (Café helado, lo preparan fantástico), antes de continuar para comer en Gerolimenas. Esta pequeña población de pescadores tiene una bahía con mucho encanto, con tavernas junto al mar, playa de piedras con poca gente y por supuesto con aguas cristalinas. De ahí seguimos hasta Vathia, conjunto de casas en ruinas de origen bizantino desde donde se aprecia un bonito atardecer, y condujimos por el paisaje montañoso y yermo de Mani hasta Areopolis. Esta población nos sorprendió igualmente por su encanto y su ambiente veraniego, con un pequeño casco antiguo empedrado muy animado; un acierto como lugar desde el que explorar la región.

Skoutari, Peloponeso. Grecia.
Gerolimenas, Peloponeso. Grecia.
Areopolis, casco viejo.

Al día siguiente enfilamos hacia el norte por la carretera de la costa hacia Kalamata, por un recorrido costero de pequeñas aldeas de piedra y preciosos rincones playeros, como el de Kardamili, en donde hicimos una parada para un baño agradecido en primera línea, un destino familiar que se antoja muy relajante. Seguimos hacia el norte con idea de entrar en las ruinas de la antigua Messeni pero lo desestimamos al constatar que no iba a ser sano visitarlas después de comer a 35º. De modo que continuamos y en su lugar hicimos una parada en uno de los accesos a las kilométricas playas de arena de Tholo, sorprendente como siempre la escasa afluencia a las mismas en pleno verano. Seguimos luego hasta las ruinas de la antigua Olympia, que visitamos a última hora apreciando los distintos rincones e imaginando la celebración de los juegos olímpicos en los escasos restos del Estadio. También nos asomamos rápidamente a su museo, en donde destaca el Hermes de Praxíteles. Por lo demás, la población no tiene ningún atractivo.

Playas de Tholo, Peloponeso. Grecia.

Estadio de Olympia, Peloponeso. Grecia.

La ruta nos llevaba al día siguiente fuera del Peloponeso propiamente dicho, cruzando por el puente de Patras hasta la otra orilla del golfo de Corinto, en donde pararíamos en dos poblaciones que al igual que Atenas yo ya conocía de mi viaje en 2013. Primero nos detuvimos en Nafpaktos (Lepanto) para tomar una bebida y dar una vuelta por su casco antiguo alrededor de su coqueto puerto amurallado, saludando la estatua de Cervantes y continuando por la costa hasta Galaxidi. Este pequeño pueblo me cautivó en su día y quería visitarlo con Isa; no nos defraudó, y disfrutamos en el mismo hotel familiar (Artchondiko Hotel), dándonos un baño en una minúscula cala y comiendo muy bien en el puerto.

Galaxidi, Grecia.

Galaxidi, Grecia.
 
Al día siguiente terminaríamos nuestro road trip devolviendo el coche en el aeropuerto antes de coger un vuelo para ir a las islas. Por la mañana nos dio tiempo a otro baño en una cala de Galaxidi, y tras dejar la población a mediodía, enfilamos a Delfos en donde casi nos derretimos subiendo por sus ruinas, cobijándonos en las escasas sombras y tomando finalmente un respiro desesperado en su museo refrigerado. Tras ello, comimos y solo dio tiempo a regresar al aeropuerto de Atenas.

Plaka, Atenas. Grecia.

Partenón, Acrópolis de Atenas. Grecia.

Acrópolis de Atenas. Grecia.

Tras el viaje por Santorini y Amorgos, llegaríamos a Atenas por la mañana, en donde teníamos día y medio. Ese primer día visitaríamos los alrededores de la Acrópolis, comimos y cenamos en los callejones de Plaka y recorrimos los parques de alrededores. Al atardecer fuimos a la colina desde la que se aprecian mejores vistas de la Acrópolis. Muy bonito. El último día madrugamos para entrar a primera hora a la Acrópolis y ver el Partenón, a pesar de lo cual sufrimos el calor sofocante de su atalaya. Una vez admirado todo el recinto, espectacular como siempre, dimos una última vuelta por Plaka antes de regresar. En conjunto, un viaje muy agradecido. ¡Volveremos!

20 de agosto de 2015

San Petersburgo y Moscú. Impresiónes del país (Rusia II)

Además del viaje en transiberiano, visitamos las dos grandes metrópolis rusas, que compiten en glamour y atractivos como si de Madrid y Barcelona se trataran. San Petersburgo fue nuestra puerta de entrada, y Moscú nuestra última parada en Rusia. Ambas son ciudades muy europeas, ambas se ven muy modernas y restauradas (esto último, especialmente Moscú), y por lo demás la principal diferencia entre ambas es su carácter más marítimo en el caso de San Petersburgo con sus canales e islotes, y la mayor grandilocuencia de Moscú, tanto en monumentos como en el lujo que se percibe en su zona centro. Entre la visita a ambas ciudades y el periplo siberiano, pudimos llevarnos una percepción más aproximada de Rusia y de los rusos, que, en contra lo que habíamos leído y temíamos, nos han caído estupendamente.

Plaza Roja, Moscú


SAN PETERSBURGO, la ciudad de los canales a orillas del Báltico

Llegamos por la tarde y la 1ª impresión no podía ser más positiva; San Petersburgo nos recibió con un buen día de verano de tardío anochecer y con sus calles animadas con música callejera. El ambiente era muy agradable y el primer paseo por su avenida principal nos transmitió la elegancia de sus edificios y grandes avenidas junto con sus amplios canales. Los dos días siguientes refrendamos esa impresión y nos pareció además muy cómoda por su perfil absolutamente llano y sus múltiples parques y avenidas junto a los canales y al gran río Neva, es una metrópoli con un estilo afrancesado en el que se percibe un nivel de vida alto. 

Avenida, San Petersburgo
Iglesia de la sangre derramada, San Petersburgo
Interior de la iglesia de la sangre derramada, San Petersburgo

En esos días hicimos nuestros pinitos con la comida rusa, entramos en la impresionante iglesia de la sangre derramada (en honor al zar allí asesinado y hecha a semejanza de la San Basilio de la Plaza Roja), nos asomamos por la vivienda de "Raskolnikov" (personaje de "Crimen y Castigo"-Dostoievsky), y callejeamos por todo el centro, canales y mercadillos. Hacía buen tiempo y era fin de semana, por lo que coincidimos con varias bodas en sesión fotográfica, y vimos mucha "vidilla" local, con mucha gente aprovechando los rayos de sol para tumbarse en parques y remansos del río. Por supuesto, también acudimos al Hermitage, aunque al respecto nos desfraudó un tanto. Se trata del antiguo palacio de invierno del zar, y como tal tiene mucho encanto e interés como edificio, majestuoso; sin embargo, a nivel pictórico, si bien tiene ejemplos de todos los grandes maestros, no tiene ninguno de los grandes cuadros universales y, lo que es menos excusable, la exposición de los cuadros es deficiente, muchos de ellos se encuentran en sombra e incluso con los focos que debían iluminarlos, apagados. Lamentable. Por lo demás, es enorme, pero salvo que se sea un estudioso, se puede ver en una mañana; nosotros lo vimos entero en 3h (fundamental comprar la entrada online para evitar la cola y solo recoger la entrada allí).

En suma, por lo menos en verano, una ciudad preciosa y muy viva.

Puente sobre el río Nevá, San Petersburgo
Hermitage, San Petersburgo
Canal, San Petersburgo


MOSCÚ, la renovada capital del imperio

Imaginamos que la comparación con lo que era en la época soviética será como el día y la noche, porque lo que hemos visto nos ha impresionado por lo moderna, limpia y remozada que está. Además de por la riqueza que se percibe (no tiene desperdicio ver los coches que pasan por las avenidas principales, los todoterreno de alta gama de las marcas más lujosas parece que los regalasen. Siempre negros...). Quizá algo menos europea que San Petersburgo (aquí ya casi todo es en cirílico), nos ha parecido una ciudad muy bonita que más allá de la Plaza Roja tiene numerosos atractivos. Por un lado está su célebre red de metro, con fastuosas estaciones (ya en San Petersburgo lo habíamos visto, muy profundamente excavadas) que fuimos viendo según nos desplazábamos por el suburbano; y por otro, además del propio callejeo, vimos mercados, parques y conventos.
Metro de Moscú
Calle peatonal, Moscú

El hotel estaba céntrico, por lo que bajamos cada día por una bonita calle cruzada por otras peatonales y dejábamos a un lado el precioso teatro Bolshoi para estar en el cogollo de la Plaza Roja. Nos movimos en metro (conviene saber descifrar los nombres en cirílico, damos algunas pautas al final) tanto al mercado de Izmailovo, muy vistoso y bullicioso los fines de semana pero desgraciadamente bastante desierto el martes..., como al convento de Novodevichi, un recinto muy bonito cuyo principal atractivo es su recinto exterior y el bonito lago contiguo (en el que dicen que se inspiró Tchaikovski para el Lago de los Cisnes), y a su cementerio contiguo, impresionante camposanto de muchas personalidades que parecen competir por esculpir su làpida a mayor tamaño y de mejor manera. Nos acercamos recomendados al Muzeumpark cercano a la plaza Roja (impresionante nuevamente, un parque muy moderno junto al río repleto de esculturas), recorrimos la calle Ardat y, por supuesto, fuimos a la Plaza Roja y alrededores. Los últimos días nos tumbamos largo rato en el bonito Alexander Park que rodea el Kremlin, y paseamos largo y tendido de visita por el Kremlin (los museos tienen poco interés, pero es bonito el recinto) y por la plaza roja al atardecer. Es una plaza que de haberla visto te suena familiar y que es muy bonita. El Kremlin a un lado, el elegante edificio de unos grandes almacenes al otro, y por los costados menores el perfil del museo de Historia junto a una pequeña iglesia y la simbólica Puerta de Kazan, enfrentada al otro extremo con la coqueta iglesia de San Basilio que tanto nos recordaba al Castillo de Disney. Precioso, merece la pena sentarse y pasar un rato contemplando el atardecer. Moscú se merece mucho una visita.

Cementerio de Novodevichi, Moscú
Centro financiero desde el convento de Novodevichi, Moscú
Centro financiero desde el Kremlin, Moscú
Kremlin, Moscú
Plaza roja, Moscú


Impresiones y curiosidades de RUSIA
  • Clima. En verano (Del 24 J al 12 A) nos ha hecho más bien calor (28-30º) en todo el recorrido de Moscú al Lago Baikal, con bastante calor en los trenes del Transiberiano.
  • Idioma. La salvación hoy día se llama “Google translator” que de hecho utilizan ellos en hoteles para entenderse cuando no están seguros. Te lo traduce al cirílico, con la pronunciación y reproducción sonora. Ello sirve para reproducir los aspectos básicos que son de mucha utilidad ya que poca gente habla inglés y agradecen que te dirijas en ruso. Por ejemplo:
    • Izviniche (disculpe).
    • Spasiva (gracias).
    • Dobroye Utra (buenos días).
    • Odin (uno), Dva (dos), piat (cinco), stó (cien)…
    • Jachú éta (quiero esto).
    • Moshna? (¿puedo?).
    • Kak Moshna? (¿Cómo puedo?).
    • Apotóm (luego).
Conviene además aprender lo básico del cirílico para descifrar palabras y orientarse en el metro de Moscú por ejemplo. Por ejemplo, “Pectopah” significa “Restoran” por lo que P=R, C=S, H=N. Las otras básicas son N=i y R=YA.
  • Gente. Por lo leído en otros blogs, libros y percepción general, temíamos encontrarnos con gente algo arisca, pero todo lo contrario. Si bien es cierto que son gente de rostro serio, nos han parecido muy simpáticos, educados y nobles; con un par de palabras en ruso y humildad, dispuestos y agradables. Además, hemos comprobado que el estereotipo rubio es irreal, puesto que hay rusos de todos los tipos; bajos, morenos, rapados, delgados, con aspecto asiático o musulmán, cualquiera encaja dentro de la gran nación. Por otro lado, el único “pero” sería que es bastante frecuente cruzarse con gente que hueles mal. Olor a falta de higiene y ropa sudada. Por lo visto (según nos contó Carolina, estudiante en Moscú) esto se recrudece en invierno porque se duchan menos. Mejor no conocerlo… 

Rusia

Rusia

Rusia
  • Comida. No es un destino con gastronomía brillante, pero ha resultado mejor de lo que temíamos. Emplean mucho pepino, patata, carne de cerdo y remolacha; en verano venden mucho fruto rojo en las calles. Tienen influencias asiáticas (Los pelmeni y Buzzi serían los dim-sum y Bam), comen muchas empanadillas rellenas de patatas y carne y le llaman Blinis a lo que serían Crepes rellenas tanto de dulce como de salado. Aparte, toman muchas sopas (la clásica es el Borshk de remolacha y carne) y otras ensaladas. 

Borsk

Buzzy

  • Todas las ciudades tienen su edificio para el circo, una tradición rusa profundamente arraigada.
  • Los autobuses circulan con “guías eléctricas” dispuestas por todas las principales calles. Fuera de Moscú y SP, son muy viejos.
  • La sensación es de seguridad, si bien se ve mucho borracho por la calle.
  • Las calles estás muy limpias. Y cuidan mucho los jardines, floridos e impecables.
  • Tienen WIFI gratuito en todos lados. Los enchufes son iguales que los españoles.
  • El cambio de divisas lo hacen los bancos y solo aceptan billetes en perfecto estado.
Plaza de Tomsk con Lenin presidiendo la rotonda
Matriuska

En definitiva, hemos podido palpar el modo de vida ruso y la cultura del mayor país del mundo. Tan grande como diverso y en cierto modo aislado a pesar de "copar" dos continentes.